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    Raul

    Vania Pigeonutt

    Ser fixer no siempre es una buena experiencia. En muchas ocasiones este trabajo implica lidiar con las malas prácticas de reporteros nacionales o internacionales que contratan los servicios de un “arreglador”. Melissa del Pozo, una periodista multimedia y productora especializada en la cobertura de derechos humanos, sabe bien lo que es eso. Comenta que en su labor se ha topado con reporteros que le han solicitado coberturas que violan la ética periodística y las garantías de las personas entrevistadas.  

    “Tienen la imperiosa necesidad de venir a contar México desde su imaginario, desde el folclor y el cliché, escenas que encima transgreden los derechos humanos y la realidad del país”, asegura la periodista.

    En una ocasión, un reconocido medio de comunicación la contrató para realizar un mini-documental sobre feminicidios. A ella le pareció que el enfoque que buscaba este medio de comunicación era sensacionalista. El medio de comunicación le pidió obtener acceso a una morgue donde un forense estuviera realizando la autopsia a una mujer asesinada recientemente para grabar la escena. El plan era después buscar a los familiares de la mujer para entrevistarlos. Melissa trató de cambiar el giro de la historia solo para darse cuenta de lo que este medio en realidad pretendía.

    “A cambio conseguí una historia poderosa con el testimonio de una mujer agredida y en otro contexto, lejos de la sangre y el amarillismo; y la producción decidió cancelar un día antes por no considerarlo lo suficientemente ‘rojo’”, comenta.

    Ella piensa que ese mini-documental sólo reforzaría los estereotipos que se tienen de México en el extranjero: “un sitio de tragedias tercermundistas”.

    “Encima, no me pagaron ninguno de los días de preproducción. Tampoco les importaron los acuerdos a los que había llegado con otras entrevistas. Luego me informaron que habían contratado a alguien que había conseguido situaciones más impactantes, exponiendo así a las víctimas sin la menor ética periodística”, lamenta.

    ***

    Diana Manzo es una periodista zapoteca que vive en la región del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca. Tras XX de labor periodística, Diana es ahora una reportera reconocida y con una amplia experiencia cubriendo los temas más importantes en la región. Ella es la puerta de acceso para muchos de los reporteros que llegan a cubrir temas en ese punto de Oaxaca, pues cuenta con los contactos, el conocimiento innato de la región y, sobre todo, el conocimiento suficiente para explicar la realidad de los pueblos desde sus propias costumbres y cosmovisión. Eso hace de su trabajo como fixer doblemente valioso.   

    Se inició como fixer en el 2015, cuando medios internacionales la comenzaron a contactar para que les ayudará a producir historias acerca del medio ambiente y el daño a la naturaleza que sufría su región.

    En ese primer trabajo como fixer ella no pensaba en cobrar, pero el medio al cual ayudó le pagó unos tres mil pesos, según recuerda. Después de ese trabajo comenzaron a llegar más reporteros y fotógrafos buscando cubrir el tema. Y aunque se sentía bien en exponer esos temas a audiencias en otros lugares del mundo, también comenzó a hacerse más consciente de las responsabilidades y riesgos que ella asumía.  

    “Lo que he notado es que ahorita con el tema que es más fuerte y peligroso, tú te arriesgas al ser fixer. Porque ellos llegan y se van. Yo me tengo que quedar. Lo digo porque a las personas que entrevistan o a los que no les gustó el ángulo del reportaje te ubican; me ven que ando con los periodistas; me reclaman por llevarlos a hacer el recorrido […] piensan que soy cómplice porque si no les enseño [los periodistas extranjeros] ni se enteran”, cuenta.

    Para que un fixer esté en riesgo no es necesario que reciba un crédito en el trabajo final o que conduzca entrevistas. Basta con acompañar y guíar a los periodistas foráneos: “por las condiciones [de inseguridad] del país, ser fixer es un riesgo aunque mi nombre no aparezca en el texto”.

    Diana siente una responsabilidad con su comunidad. Ella ha creado lazos de confianza que no puede tirar a la basura por el mal trabajo periodístico de un reportero foráneo.

    “Recorremos pueblos pequeños donde todos se conocen. Fácilmente saben cuando llega un extraño. Esto lo he cuidado mucho. […] Las personas de acá me advierten que no vaya a traer gente mala. Les digo que no lo son, que sólo quieren conocer más y hacer su trabajo. Me creen porque son las personas que me ven a diario”, explica.

    Diana estima que ha sido fixer unas ocho veces. Le han pedido su guía para cubrir las tradiciones de la región o las fiestas de Día de Muertos. Pero ella se preocupa porque muchas veces no sabe qué publicaron los reporteros foráneos que llegaron hasta su región a pedir su ayuda. Para ella es de suma importancia ver la publicación final porque de eso depende si ella decide colaborar la siguiente ocasión que un periodista de fuera toque a su puerta.  

    La violencia contra periodistas mexicanos golpeó directamente al Istmo de Tehuantepec el 11 de febrero del 2022. El periodista Heber López fue abatido a balazos por dos sujetos. Lo atacaron frente a su hijo cuando estaban dentro de la oficina que el periodista tenía en su vivienda. Heber, amigo de Diana y compañero de trabajo en decenas de coberturas, era reconocido también por apoyar a otros colegas que le pedían ayuda.

    ***

    Robín Canul es un periodista audiovisual de origen maya que trabaja en toda la Península de Yucatán, la región maya más extensa de México.

    Para él es importante hacer la distinción entre productor local y fixer.

    “A mí me gusta el término de productor local. Tampoco demerito el término fixer, pero en mí experiencia todo lo que he hecho a través de la denominación fixer no ha sido pagado lo suficientemente bien; el trato ha sido distinto cuando soy productor local”, dice.

    Considera que debe haber acuerdos justos entre los periodistas locales y los medios internacionales. Además piensa que el concepto de fixer choca con el de productor local, porque no sólo se trata del reconocimiento en los créditos, sino también en la paga, asegura.

    “Sólo es cuestión de términos, pero se trata de generar acuerdos entre nosotros que estamos en el campo dispuestos a trabajar y los medios internacionales o nacionales que quieren conocer”, explica Robín.

    Yucatán es de los estados con las tasas más bajas en homicidios dolosos y desapariciones. Sin embargo, el trabajo como productor local de campo no ha sido sencillo, ni bien pagado y mucho menos reconocido.

    “Hace menos de quince años que obtenemos este trabajo de ser fixer o de ser traductor de coberturas… …Nosotros sí brindamos algunos consejos y apoyo, pero no se nos reconocía ese trabajo”, señala.

    Además, dice, la cuestión de compartir contactos de personas es bastante delicada porque él, como periodista local, se tomó bastante tiempo para construir relaciones con sus contactos.

    “No es un tema de propiedad, tampoco de no querer compartir, sino que algunos de estos se generan a partir de la confianza que puedes generar con tus fuentes”, manifiesta Robín.

    Parte del trabajo de Robín en la península ha sido investigar los problemas medioambientales y sus consecuencias. Este trabajo también implica un riesgo para los reporteros que documentan esta problemática y que chocan con los políticos y empresarios que tienen grandes inversiones en proyectos turísticos. Su labor ha atraído a medios nacionales e internacionales que también investigan estos temas.

    En los últimos 50 años se ha ido construyendo la zona conocida como la Riviera Maya, en donde se le apuesta todo al turismo y se necesita mucha mano de obra para sacar adelante los proyectos.

    No obstante, Robín considera que los trabajos que se generan en estos proyectos exponen a la gente local al clasismo, racismo, malos salarios y explotación laboral, condiciones de las que no se escapan los trabajadores de los medios de comunicación locales.

    Cuando lo contratan, Robín les muestra el contexto de la península de Yucatán y, si es necesario, les muestra alguna zona de riesgo. También facilita la búsqueda de fuentes y contactos que puedan hablar de ciertos temas.

    “Lo malo de ser fixer es que eres el último eslabón de la cadena de producción. Somos las personas que facilitamos el acceso para que otras personas vengan y realicen sus entrevistas, sin ningún tipo de involucramiento y muchas veces sin ningún tipo de responsabilidad. Las consecuencias son diversas: arriesgar a las fuentes, arriesgarse uno como fixer por tener esa visibilidad. Porque los periodistas nacionales e internacionales vienen y se van, y los problemas se quedan y se acrecientan”, dice.

    Robín recuerda una mala experiencia que tuvo al trabajar con una revista que le pidió un reportaje escrito. Invirtió mucho tiempo investigando la historia en conjunto con otra reportera y un fotógrafo, pero al final, por retrasos y cambios administrativos en la revista, las fotografías no fueron utilizadas.

    “Estuvimos trabajando cuatro meses para la adaptación de una publicación, trabajando el doble por una sola paga. Finalmente, a la hora de hacer la última curaduría de la imagen, envían a un fotógrafo estrella del medio que se vino a vivir a la península de Yucatán”, recuerda.

    Para Robín este tipo de situaciones dejan ver la actitud colonial con la que medios foráneos actúan con los reporteros locales y que, además, transgrede la confianza de las personas que acceden a dar la información y a aparecer ante las cámaras.

    Para Robín, el periodismo y la producción audiovisual son herramientas de cambio social. Sin embargo, reconoce que la precarización de las condiciones laborales de los reporteros, que no cuentan con seguro médico, salario fijo o prestaciones, hace del ser fixer una importante fuente de ingresos extra que él seguirá buscando.

    Benjamín Alfaro es periodista audiovisual en el sur de México desde 2005. Creció en Tapachula, Chiapas, una ciudad muy cercana a la frontera con Guatemala, torniquete en la ruta de migrantes de Centroamérica y personas que viajan desde todo el mundo con el sueño de llegar a Estados Unidos.

    Cada vez que un equipo periodístico busca un fixer o productor local en Tapachula, sale el nombre de Benjamín. Siempre es altamente recomendado porque conoce muy bien el corredor de la frontera sur que abarca Chahuites, Oaxaca, Tapachula, Chiapas, Tenosique, Tabasco e incluso Guatemala. Él se considera parte de la comunidad fronteriza, y ha construido alianzas con “conocidos, braceros, la persona de la tiendita, con colegas en un medio local en Guatemala y los demás.”

    Bejamín ha ganado premios como parte de producciones internacionales. Su trabajo es estar atento del contexto local e internacional, y hacer alianzas con los colegas. Con 16 años trabajando como fixer y productor local, él sí ha logrado obtener pagos justos y créditos en los reportajes que se publican.

    Pero no siempre fue así. La primera vez que le llamaron de una televisora pública alemana en 2008 para trabajar de fixer él pensó que era un engaño. Le iban a pagar 2,500 pesos diarios, y en cuatro días ganaría más de lo que ganaba todo el mes en el medio local donde era reportero y camarógrafo. A pesar de sus reservas, aceptó. Tomó días de vacaciones de su otro trabajo y le fue bien en su primera experiencia como fixer.  

    Fue después cuando comenzó a tener algunas experiencias menos afortunadas.

    “Sí me ha tocado que medios estadounidenses quieran abaratar el trabajo de uno, incluso fundaciones, que tienen presupuesto contemplado para todo: para coordinadores, boletos de avión, comidas, hoteles y transporte. Pero al final dejan una tarifa mínima para el fixer; para el fixer lo que sobre. Son fundaciones que resaltan los derechos de ciertas personas pero atropellan los derechos laborales del fixer”, asegura Benjamín.

    Su peor vivencia fue cuando trabajó para un medio español que terminó cobrándole a él.

    “Estábamos en Tapachula. Y al final, la entrevista que el medio había pactado se cayó. Y a mí me multaron con 20 dólares. Yo no dije nada porque no sabía de a cómo se cobraba, ni sabía que podía pasar eso que me multaran porque se cayó una entrevista que ellos mismos habían pactado”, recuerda.

    Con el tiempo ha aprendido cómo evitar estos desprecios y violaciones de sus derechos laborales. No le parece justo que los periodistas en la frontera del norte con Estados Unidos puedan cobrar más cuando él también corre muchos riesgos; pero reconoce que no hay mucho que él pueda hacer contra esta inequidad.

    “Como periodista siempre priorizo que me respeten a mí y a mí trabajo. De la misma manera profesional con la que comparto mi conocimiento y mi trabajo, me gusta recibir lo mismo de vuelta. Pero no solo conmigo, sino también con las fuentes que entrevistamos”. apunta Benjamín.

    Él se preocupa por el trato que algunos periodistas extranjeros dan a las personas que entrevistan. Muchas de estas fuentes son personas en condiciones de vulnerabilidad que viajan en caravanas migratorias o que las autoridades han detenido en su trayecto.

    “Los reporteros se presentan como miembros de una empresa. Se conciben como una empresa, como una autoridad, y no como un ser humano. Ahí les cuesta crear vínculos con las personas. No se hacen un cuestionamiento para poder entender la historia con empatía, sino que quieren sustraer ciertas respuestas para quedar bien con el medio”, observa.

    Debido a las condiciones tan peligrosas para los periodistas en México, Benjamín dice que es necesario saber dónde está el riesgo. Dice que si lo contactan para una cobertura arriesgada, es mejor dejarla pasar porque puede costar mucho al final.

    “Hay que entender que en las zonas de riesgo no sólo se pone en peligro al fixer, también a las fuentes. El que moldea la historia eres tú; el que obtiene la fuente y explica al reportero lo que pasa eres tú; también el que obtiene los recursos visuales eres tú. Es necesario tener profesionalismo, porque después mienten para obtener mayor visibilidad de su trabajo. Caes en esa trampa de ser sensacionalista y alarmista”, dice.

    Menciona que en ocasiones ha optado por el anonimato, ya que considera que así es más seguro para él.

    “Sobre la violencia en la región, hasta ahora Chiapas tiene su zona de conflicto. Ahí evito meterme. Muchas veces he practicado la autocensura para protegerme. He practicado mucho el anonimato. El no querer llevarse los créditos también es una medida de seguridad”, comenta.

    Le preocupa la normalización de la violencia contra periodistas, ya que es común que asesinen a un comunicador y que su muerte ni siquiera se destaque en los noticieros.

    “La violencia va en incremento. Es porque la sociedad normaliza ciertos prejuicios; justifican o culpan las agresiones diciendo‘¿por qué se meten?’ o ‘no deberían meterse en esas cosas’”, manifiesta.

    Compara la situación de los periodistas que trabajan en los pueblos pequeños con la de los maestros en las zonas rurales, donde ambos carecen de las condiciones y herramientas necesarias para hacer su trabajo pero son culpados por no hacerlo bien y la gente cree todas las mentiras que se publican en redes sociales acerca de ellos.

    Benjamin recalca el mismo dicho que utilizan colegas en otros lugares peligrosos: “una nota no vale tu vida”.

    Además, reconoce el valor de pertenecer a su familia y comunidad, y de contribuir con su periodismo a la sociedad.

    Somos padres, esposos, esposas, madres, hijos e integrantes de una comunidad. Si ya no estamos, nosotros los reporteros que andamos en la calle, quien documentará esas historias? El viento se llevará estos relatos e imágenes.”


    Vania Pigeonutt

    Vania Pigeonutt

    Tere Montaño es una reportera con 30 años de experiencia trabajando en el Estado de México. En su carrera se ha distinguido por cuestionar como pocos la corrupción política en su entidad. Asimismo, ella ha experimentado de primera mano la violencia que viven las y los periodistas mexicanos. 

    Ha sido secuestrada; ha sufrido hostigamiento, amenazas, precariedad laboral y censura. Su estado es un reflejo de la criminalidad que impera a nivel nacional con círculos complejos de violencia, incluida la violencia feminicida contra las mujeres.

    “He sido fixer sin saber que lo era. La primera vez que me comenzaron a buscar fueron periodistas de España, de (el periódico) El País. Los apoyé varias veces. No recuerdo quién les pasó mi número, pero yo con toda la buena intención les apoyé con los contactos que tenía a la mano”, recuerda.

    Tere tiene bien precisa la fecha en la que los periodistas foráneos comenzaron a buscarla con mayor frecuencia. Fue a partir del 30 de junio de 2014 cuando un grupo de militares asesinó a 22 civiles en San Pedro Limón, Tlatlaya, Estado de México, en la zona limítrofe con el estado de Guerrero.

    “Puse a los compañeros en contacto con otros compañeros para que pudieran ir juntos a las zonas más peligrosas del estado”, dijo.

    Tere no conocía el término fixer en un inicio. Como muchos otros periodistas locales, ella ha sido generosa compartiendo con otros colegas lo aprendido a lo largo de muchos años de experiencia. 

    En su carrera como periodista local ha encontrado obstáculos—demandas y otros procesos legales—que la han excluido de publicar en medios nacionales. Por eso ella entendió muy temprano en su carrera de fixer que su labor como tal debe ser justamente remunerada.  

    Al no encontrar trabajo en publicaciones del Estado de México, ella mantiene su portal, The Observer, un medio bilingüe que verifica y califica las declaraciones de funcionarios del gobierno. Pero esta labor resulta insuficiente para solventar sus gastos. Así que a la par de su trabajo periodístico atiende una lonchería.

    Para Tere la precariedad laboral en el Estado de México se agudizó por la pandemia de COVID-19. La violencia se mantiene, pero en su opinión, el buscar otras opciones para obtener recursos es una cuestión de sobrevivencia.

    Publicaste una historia sobre la resistencia indígena, un parque eólico o cómo un grupo criminal usa la tecnología para evitar a la policía, y un periodista extranjero te contacta para elogiar tu trabajo, decirte que visitará tu localidad e invitarte a tomar un café.

    De buena gana, tú le quieres apoyar. Valoras que viene de lejos, que es un periodista de renombre y que viene de un medio importante; le apoyas compartiendo tus conocimientos sobre el tema, los contactos que pudieran ayudar a la historia; recomiendas lugares para visitar; haces unas llamadas y disfrutas tu café.

    Por alrededor de 30 pesos mexicanos este corresponsal logró conseguir la información que regularmente se obtiene contratando a un fixer que gana mínimo 3,000 pesos al día.

    ¿Qué es ser Fixer?

    Fixer es el término usado en el ámbito periodístico para describir el trabajo que hacen las personas locales que guían a periodistas foráneos y extranjeros para cubrir temas en lugares de alto riesgo. Este término se empezó a usar hace más de 20 años, principalmente en el contexto de guerras en el medio oriente.

    El incremento de la violencia en México captó el interés de la prensa internacional, atrayendo a corresponsales de todo el mundo que llegaron a cubrir el tema. Fue entonces que los diversos escenarios del país representaron un reto para ellos, y así los periodistas locales, expertos en el campo y los temas, empezaron a ser contratados para conseguir entrevistas con fuentes, organizar la logística de las coberturas y asesorar en temas de seguridad.

    La palabra fixer viene del verbo inglés “to fix” que significa arreglar o solucionar una cosa. Por ende, en el periodismo los fixers son aquellas personas que se encargan de “arreglar” todos los detalles para realizar una cobertura periodística.

    Los fixers pueden tener cualquier formación que les permita tener acceso a las locaciones y fuentes a las que el equipo foráneo busca acceder; en México la mayoría de los fixers son periodistas.

    Hay fixers que son artistas, choferes, migrantes o hasta ex miembros de un grupo del crimen organizado que cuentan con buen acceso a personas que aún se encuentran dentro.

    ¿Cómo empiezas a ser fixer?

    Muchas veces la gente te busca por recomendación de boca a boca; también pueden ubicarte a través de redes sociales o luego de conocer tu trabajo, sobre todo si constantemente publicas sobre un tema en particular, lo que te convierte en experto en la materia.

    Luego de conversar con varios periodistas de diversas regiones de México, hemos encontrado que muchos colegas locales han trabajado como fixers sin saber que guiar a corresponsales foráneos es un trabajo remunerado que juega un papel clave en el periodismo internacional.

    Si un periodista te contacta para preguntarte sobre un tema en particular, aunque no te ofrezca contratarte como fixer, tu puedes sugerir el servicio, resaltando las habilidades y conocimientos que te harían un buen fixer para ese proyecto.

    Tendrás que sugerir qué tipo de fuentes podrás acceder y los lugares a donde los podrías llevar sin revelar demasiada información, ya que es importante que los detalles a profundidad los compartas una vez que ya haya una propuesta y un contrato de colaboración.

    Ya me contrataron como fixer, ¿ahora qué hago?

    Hay que acordar fechas para la cobertura; cuánto tiempo durará; a cuáles destinos viajarán, y quiénes más serán parte del equipo. Es importante que compartas tus conocimientos del terreno en términos de distancia, seguridad, clima, alojamiento y transporte; esto evitará fallas en cuanto a la logística y te permitirá negociar con tu cliente un itinerario real.

    ¿Cuánto se cobra por este trabajo?

    El pago generalmente es por día y depende mucho de la zona donde trabajas, qué tipo de medio te contrata y de qué país son. También influye la cantidad de horas que van a trabajar, la dificultad en conseguir esas entrevistas y los riesgos de seguridad que son parte de la cobertura.

    Dependiendo de la complejidad del tema que van a cubrir, deben pagar gastos y días de pre-producción para que puedas preparar todo para la cobertura, confirmar las entrevistas con las fuentes y asegurar acceso a las locaciones.

    También hay que fijarse en cuáles servicios van a requerir: ¿quieren que seas su chofer y también su traductor de español a inglés u otro idioma? ¿Van a rentar o traer su propio auto o van a viajar en el tuyo? ¿Van a necesitar apoyo con permisos de grabación o renta de equipo?

    También es muy importante platicar sobre el método de pago, qué papeleo se requiere para realizarlo y en qué momento te pagarán. Muchos medios tardan hasta 30 días para pagar, así que hay que tomar todo eso en cuenta.

    ¿Y cómo manejamos el tema de seguridad?

    Siempre recuerda que tu seguridad es lo primordial. No importa cuánto te quieran pagar, en este equipo tú eres quien tiene más conocimiento de los peligros y amenazas en la zona por lo que tendrán que confiar en tus decisiones, aún si esto significa abandonar una zona que los corresponsales no quieran abandonar.

    Es probable que los miembros del equipo de planta cuentan con seguro de vida y de gastos médicos, pero regularmente tú como contratista no gozarás de esa protección. Eso no significa que no puedas solicitar que en el presupuesto agreguen el monto por contrato de un seguro médico que te proteja durante el tiempo de esta cobertura.

    Recomendamos que lean los principios de ACOS (https://dartcenter.org/resources/principales-y-practicas-de-seguridad-global), una coalición de medios y organizaciones dedicados a proteger periodistas que impulsa buenas prácticas para periodistas independientes que trabajan en zonas de riesgo. ACOS recomienda que los medios de comunicación protejan a sus colaboradores freelance igual que a sus empleados de planta durante una cobertura.

    La seguridad también es importante para nuestras fuentes por lo que debes definir con tu cliente desde el inicio si alguien de las personas entrevistadas solicita anonimato, sobre todo si trabajas con producciones documentales, fotográficas o televisivas.

    Es muy probable que como fixer no te involucrarás en la edición de la historia para confirmar que se cumpla con la solicitud de anonimato en los nombres, rostros o voces, pero intenta proteger a tus fuentes cuando se realiza la cobertura para que esto suceda, ya que la revelación de un dato puede terminar en una situación de riesgo para ti y para tus entrevistados.

    ¿Me darán crédito?

    Se ha vuelto muy común que los periodistas extranjeros o foráneos no den crédito a los fixers en sus publicaciones. Esto nos parece una práctica injusta que invisibiliza a la persona más capacitada para hacer la historia por ser experta en el tema.

    Históricamente quienes reciben todo el crédito son los corresponsales, regularmente europeos o estadounidenses, en vez de los periodistas locales que trabajan y pertenecen al sur global.

    Recomendamos que hables con el o la periodista que te contrate sobre los créditos para que tu nombre aparezca en la publicación final, siempre y cuando no implique un riesgo para tu seguridad.

    ¿Dónde me apunto? ¡Quiero ser Fixer!

    Recomendamos que leas las guías y los testimonios publicados en nuestro sitio Fixing Journalism, y también que te mantengas al tanto de las redes de Frontline Freelance México para inscribirte en futuras capacitaciones para fixers, productores y periodistas independientes.

    Cuando los cuerpos de las mujeres comenzaron a aparecer en el desierto de la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, los fixers locales ayudaron a los periodistas extranjeros a informar sobre estos feminicidios.

    Cuando 43 estudiantes fueron secuestrados por la policía mexicana, los fixers locales ayudaron a los reporteros a conectar con los familiares de los desaparecidos con quienes habían pasado meses ganándose su confianza.

    Cuando Joaquín “El Chapo” Guzmán fue juzgado en Estados Unidos por narcotráfico, los fixers locales conectaron a los corresponsales con miembros del Cártel de Sinaloa.

    Cuando miles de migrantes centroamericanos atravesaron México en caravana, los fixers caminaron junto a ellos, traduciendo para los periodistas extranjeros sus historias sobre cómo huían de la violencia y el hambre.

    Tabla de contenido

    ¿Qué tipo de historia te interesa trabajar en México? ¿Qué tan avanzada está tu investigación? ¿La historia gira en torno a un personaje, un problema o una región? ¿Está inspirada en un artículo o video que ya se publicó? ¿Por qué vas a contratar a un fixer? ¿Quieres que el fixer trabaje contigo durante toda la duración de tu trabajo o solo una parte? ¿Vas a hacer más de una historia? Si es así, ¿deseas trabajar con diferentes fixers según la ubicación y el problema, o prefieres trabajar con uno solo?

    A menudo, los reporteros vienen a México y piensan que en una semana pueden trabajar en historias sobre migrantes detenidos en la frontera con Guatemala, madres que buscan a sus hijas desaparecidas en Ciudad Juárez y cultivadores de aguacate en Michoacán. Como puedes ver en el mapa a continuación, México es un país extenso, y aunque estés volando puedes pasar un día entero viajando de un extremo al otro. Toma en cuenta estas consideraciones geográficas al planificar tu cobertura.

    También te recomendamos que siempre dejes más tiempo del que crees que necesitarás para trabajar en tu historia. Gran parte de las historias más interesantes de México ocurren en zonas rurales donde el ritmo de vida es mucho más lento y las distancias son mucho más largas. En ocasiones, es posible que debas conducir muchos kilómetros por caminos de tierra o incluso caminar para llegar a las personas que deseas entrevistar. Dependiendo del área en la que estés trabajando, a menudo hay bloqueos de carreteras, a veces por protestas, otras veces por accidentes y ocasionalmente por grupos criminales en conflicto.

    Asimismo, te exhortamos a ir más allá de los estereotipos tradicionales que ocurren cuando se realizan reportajes en México, simplificando la violencia que vive nuestro país a una película de vaqueros con narcos beligerantes, sicarios encapuchados y políticos buenos arrestando capos para acabar con el narcotráfico. Los miembros y socios de Frontline Freelance México poseen un vasto conocimiento de la actualidad, los fenómenos sociales y la política en México y pueden ayudarte a ir más allá de las historias estereotipadas sobre la violencia en nuestra región.

    Entendemos que la palabra “fixer” se ha convertido en un término que abarca todo para la persona con la que trabajarás en el campo, pero te sugerimos que evalúes qué servicios esperas que esta persona te brinde y consideres si también estará trabajando como productor o reportero colaborador.

    “Una periodista de la Radio Pública de Suecia había realizado una extensa investigación sobre grandes proyectos de desarrollo en México y su impacto en varias comunidades, y solo necesitaba que yo facilitara ciertos contactos, recomendará algunas otras fuentes y la ayudará a programar las entrevistas. En este caso, sentí que el título de fixer era justo, ya que conocía el ángulo exacto de la historia que quería hacer”.

    “Un periodista de la televisión italiana planeaba viajar a México y buscaba un fixer que lo ayudara a trabajar en una historia sobre delincuencia, migración y COVID. No tenía ángulos específicos ni locaciones donde quisiera filmar. Sugerí ciudades y perspectivas con las que podíamos trabajar en el reportaje, y juntos desarrollamos las historias. Sin embargo, expliqué que este nivel de involucramiento me convertía en el productor local”, comenta Andalucía K. Soloff, periodista independiente de Nueva York radicada en Ciudad de México.

    Si bien México es uno de los países más peligrosos del mundo para ser periodista, no hay una guerra como tal con trincheras o zonas verdes (de alta seguridad). En algunos de los lugares más riesgosos todavía verás niños jugando en la calle y taqueros sonrientes despachando tacos en la esquina de la calle. La persona que contrates como fixer es esencialmente tu salvavidas, ya que utilizará su conocimiento y contactos locales para asegurarse de que el equipo se mantenga a salvo.

    Es esencial que exista un intercambio justo entre tú como cliente y la o el fixer en términos de seguridad y que confíes en sus instintos y protocolos. Si tu fixer recomienda que abandones la zona, es importante que evacues, ya que sus vidas pueden correr peligro.

    Al hacer periodismo en áreas donde hay una fuerte presencia de grupos del crimen organizado, el vehículo que conduces, el hotel en el que te hospedas, la ropa que usas, el personal de seguridad y el equipo que usas, todos juegan un papel clave en tu seguridad.

    Jesús Bustamante es fotoperiodista en Culiacán, Sinaloa, y ha trabajado como fixer para numerosos medios internacionales cubriendo el Cártel de Sinaloa y el desplazamiento forzado. Cuando trabajaba para un conocido medio internacional, recomendó que no trajeran a su guardia armado a la comunidad de La Tuna, de donde es oriundo Joaquín “El Chapo” Guzmán, pero le respondieron que lo hacían por protocolo.

    “Si ven a una persona armada en el camino que lleva a su comunidad y la persona no parece que sea de Sinaloa, no van a creer que somos periodistas. …Me dijeron que estaba exagerando y provocando miedo. Tal vez pensaron que decía estas cosas para que me pagarán más, pero les dije que así son las cosas en Sinaloa y que debíamos tener mucho cuidado”.

    Al llegar al pueblo de Badiraguato hablaron con su fuente, quien les respondió: “Estás en la camioneta blanca, verdad, con otro vehículo con un guardaespaldas detrás, ¿no?” El equipo preguntó a Jesús si él les había dicho en qué vehículos iban y les respondió que no, pero les dijo que ellos “saben dónde estás desde que llegas al aeropuerto y el hotel en el que te alojas. En ese momento empezaron a creerme y se dieron cuenta de que no estaba exagerando”.

    Margarito Martínez era un fotógrafo veterano cubriendo la nota roja en Tijuana, ciudad fronteriza en el norte de México en la que publicaba en numerosos medios locales. Su vasto conocimiento del mundo criminal local lo llevó a trabajar como fixer para sus investigaciones en Tijuana. Sin embargo, este mismo conocimiento lo llevó a ser blanco de grupos criminales locales que eventualmente le quitaron la vida en enero de 2022. No estamos insinuando que fue asesinado por su trabajo como fixer, pero se cree que sus reportajes sobre los grupos criminales lo convirtieron en un blanco.

    Los riesgos que tú y tu equipo enfrentarán dependen de la historia en la que estés trabajando y de la región en la que se desarrolla. Pero también es importante tener en cuenta que si bien puedes estar escribiendo una historia sobre cultura, naturaleza o deportes, aún existe un nivel de peligro. Puedes estar haciendo una historia sobre la reapertura de los parques nacionales, pero a alguien no le gusta que estés filmando a su familia nadando en el río y amenazan tu vida y tu equipo. Es por esto que recomendamos realizar una reunión enfocada a cuestiones de seguridad antes de emprender tu viaje.

    Frontline Freelance México es miembro de la Alianza ACOS (A Culture of Safety Alliance), que está compuesta por 129 organizaciones de noticias, asociaciones de periodistas independientes y grupos de libertad de prensa que trabajan juntos para que las organizaciones de noticias asuman la cultura de seguridad y garanticen prácticas laborales a los periodistas independientes, protegiendo así su rol vital en la sociedad global.

    “Las organizaciones internacionales de noticias tienen la responsabilidad moral de apoyar a los periodistas que contratan y de mostrar la misma preocupación por el bienestar y la seguridad de los trabajadores autónomos, los periodistas locales y los trabajadores de los medios que la que muestran por su personal. Cuando se asignan trabajos en una zona de conflicto o en un entorno peligroso, las organizaciones de noticias internacionales deben estar preparadas para asumir una responsabilidad por el bienestar de los trabajadores independientes y los periodistas locales en caso de secuestro o lesiones, similar a la que asumen por el personal, y por sus familias en caso de muerte”.

    “Las organizaciones noticiosas internacionales también deben tener en cuenta los costos adicionales de trabajar en un entorno hostil, como equipo de protección personal (EPP), seguros, comunicaciones seguras, pago por riesgos laborales y efectivo de emergencia para todos en el equipo, incluidos productores, traductores y conductores locales. Garantizar un pago justo y puntual y proporcionar los gastos acordados por adelantado es esencial”. – Alianza ACOS

    Recomendamos los recursos para la gestión de seguridad disponibles en el sitio web de la alianza ACOS (https://www.acosalliance.org/) que te permitirán evaluar las prácticas y protocolos de seguridad actuales de tu medio de comunicación, así como una lista de verificación de seguridad para periodistas independientes que puedes consultar con tu fixer o productor local antes de embarcarse en su viaje.

    Afortunadamente, no sabemos de ningún fixer o productor local que haya sido asesinado mientras trabajaba con un equipo internacional, pero sí sabemos de casos en los que los equipos han sido secuestrados, baleados, robados, amenazados y obligados a abandonar de inmediato las áreas en las que estaban trabajando sus reportajes. Como se recomienda en los documentos de ACOS, aconsejamos desarrollar de antemano un plan de contingencia que incluya una estrategia de comunicación y protocolos sobre qué hacer en las situaciones de emergencia mencionadas aquí.

    También aconsejamos que tengas una persona en tu medio de comunicación o un colega en casa que te monitoree a ti y al fixer o productor con el que estás trabajando durante la asignación. El equipo que va a trabajar en México debe tener algún tipo de entrenamiento para laborar en un ambiente hostil si van a realizar historias relacionadas con crimen y violencia. Además, si su medio de comunicación ofrece Capacitación en Primeros Auxilios para Ambientes Hostiles (HEFAT, por sus siglas en inglés) y tiene vacantes o becas para periodistas independientes, los alentamos a que ofrezcan estas oportunidades a los fixers con los que trabajan en México. Actualmente hay muy pocas oportunidades para que los periodistas locales participen en una capacitación HEFAT en México, aunque estamos trabajando para cambiar eso.

    Reconocemos que conectar a los periodistas con las fuentes y proporcionar contactos es el servicio más esencial que puede brindar un fixer. Como la mayoría de los fixers en México también trabajan como periodistas, pasan años cultivando estas relaciones. Cuando sus fuentes aceptan que los entrevistes como periodista, generalmente acceden a hablar contigo en función de la confianza que tienen en la o el fixer y el trabajo que ha publicado previamente.

    Muchas de las víctimas de la violencia en México tienen una profunda desconfianza hacia los medios y, en ocasiones, esta desconfianza se traduce en desconfianza hacia los propios periodistas. Además, muchos están cansados de contar repetidas veces su historia o cómo excavan en el monte para buscar a sus hijos desaparecidos o cuántas veces se han presentado ante el sistema judicial mexicano para exigir que el asesino de su hija sea llevado ante la justicia.

    Cuando el fixer o productor agenda una entrevista con una de estas víctimas de violencia, es muy importante realizar la entrevista y no cancelar a menos que surja una verdadera emergencia.

    “Una producción me contactó para trabajar en un documental sobre feminicidios, pero el ángulo que querían cubrir era como de un tabloide. El productor quería que les diera acceso para filmar la autopsia de una mujer asesinada y luego contactar a los miembros de su familia. Esto habría sido una violación de los derechos humanos de las víctimas. En cambio, ofrecí una entrevista con una mujer víctima de violencia de género, y la programé cuando estuvieron de acuerdo, pero luego cancelaron porque consideraron que no era lo suficientemente sensacionalista.”- Melissa, periodista independiente.

    En este caso, Melissa no solo dañó una relación que había construido, sino que tampoco recibió ningún pago por el trabajo que había realizado. Si bien puede parecer que estamos diciendo lo obvio, también te recomendamos que realices la entrevista de la manera más respetuosa posible. Es esencial que no vuelvas a victimizar a las personas que ya han sufrido tanto trauma y violencia mientras las entrevistas y documentas su historia.

    En México se valora mucho la cortesía, el saludo adecuado y la paciencia. Si bien puede parecer que la o el fixer está perdiendo el tiempo hablando de cosas triviales antes de una entrevista, lo más probable es que esté ayudando a la fuente a sentirse cómoda y preparada para la entrevista.

    En términos generales, las historias que obtienen más clics y vistas de México tienen acceso directo al mundo criminal. Entendemos que puedes estar interesado en hacer una historia similar que tendrá un impacto semejante. Muchos periodistas y fixers en México han podido cultivar relaciones con criminales, pero estas historias siguen siendo de alto riesgo ya que los que están dentro del mundo criminal toman las decisiones.

    Un porcentaje importante de historias, especiales de TV y documentales que muestran laboratorios de fentanilo, operaciones de narcotráfico o sicarios hablando de cuántas personas han matado han pagado para tener acceso a la organización criminal. Por lo tanto, si insistes en que su fixer obtenga este tipo de acceso, entiende que esto cuesta caro, tanto en términos de dinero como en términos del cuestionamiento de tu ética periodística.

    Alicia Fernández es una periodista multimedia en Ciudad Juárez que ha trabajado como fixer facilitando el acceso al mundo criminal pero sin pagar por ello. Ella arregló una entrevista con un traficante de drogas, pero el reportero quería más.

    “Me pidió que programara otra charla con el traficante. Le dije que no podía hacer eso. Tomó un billete de 100 dólares y me dijo que me pagaría más. Lo agitó frente a mí como si yo fuera un perro hambriento. Agarré el billete y lo tiré en su bebida. … Esta falta de solidaridad y ética al tratar de convencerme como si le estuviera mostrando una recompensa a un perro. Es degradante y triste”.

    En Sinaloa, el fixer Jesús Bustamente ha tenido experiencias similares. “Tienen una visión muy rara. Piensan que todo es muy simple. De repente te dicen, “tenemos algunas horas libres, ¿crees que podemos ir a visitar un laboratorio de fentanilo?”.

    Víctimas de violencia, personas en situación migratoria vulnerable, miembros del crimen organizado e incluso simples dueños de negocios suelen solicitar el anonimato en las historias que se publicarán con sus testimonios. A veces, es posible que solo quieran que se omita su apellido, otras veces que su rostro no aparezca y, a veces, que su voz esté distorsionada. Te recomendamos que discutas esta situación con tu fixer o productor local, ya que entendemos que algunos medios de comunicación no permiten el anonimato o tienen ciertas reglas al respecto.

    Sin embargo, nos gustaría que entendieras que el tema del anonimato puede ser un tema de vida o muerte tanto para las fuentes como para los periodistas. Muchos periodistas que entrevistamos para este proyecto expresaron su preocupación de que los medios prometieron que borrarían rostros o no publicarían nombres y no estaban seguros de que hubieran mantenido su palabra.

    Una periodista del fronterizo y norteño estado de Tamaulipas, una de las entidades más peligrosas de todo México, nos contó que su peor experiencia como fixer ocurrió cuando alguien a quien habían entrevistado fue asesinado unos días después. No atribuyó su muerte a la falta de anonimato, ni puede demostrar que tuviera relación directa con el reportaje publicado. De todos modos, esta anécdota ayuda a comprender la gravedad de la situación.

    Lenin Mosso es un fotógrafo documental que trabaja como fixer en el sureño estado de Guerrero y se especializa en temas de comunidades indígenas y producción de amapola. “Me comuniqué con un sicario, que era primo del primo de un amigo. Cuando me reuní con él en una tienda para proponerle la entrevista, me di cuenta de que estaba poniendo en riesgo mi vida para lograr la historia que ellos querían. … Les dije que si pasaba algo, él sabe dónde vivo”. Esto, por supuesto, incluye la cuestión del anonimato. El sicario le dijo: “Si se llega a enterar mi patrón, no te la libras, cabrón.” Lenin luego se arrepintió de haber arreglado esta situación como un fixer. “Fue cuando me di cuenta de que a cambio de unos pesos me estaba metiendo en una situación realmente pesada”.

    Una vez que se publicó tu historia, es posible que ya estés muy lejos del lugar donde ocurrió. Pero lo más probable es que el fixer y toda su familia vivan o trabajen en esa misma región y puedan sufrir las consecuencias que emanen de la historia.

    Ya sea que estés contratando a un fixer o a un productor local, te recomendamos que asignes presupuesto y recursos para la preproducción. Si deseas poder entrevistar a una familia de cultivadores de amapola, lo más probable es que el fixer tenga que viajar muchas horas a través de terrenos difíciles para llegar a la familia, confirmar que cosechan flores en ese momento y acceder a recibir y hablar con un equipo de periodistas. El fixer debe ser compensado tanto por su tiempo como por sus gastos, independientemente de si terminas haciendo la historia o no.

    Además, por favor comprende que cuanto más específicas sean tus solicitudes, más tiempo necesitará el fixer para encontrarlas. Un periodista compartió una anécdota con nosotros en la que pasó semanas identificando migrantes que estaban en crisis económica debido al cambio climático y planeaban emigrar en los días siguientes y que dejaran que un equipo de periodistas documentara su situación. Además, si necesitas sujetos que hablen inglés, esto agregará mucho tiempo a la preproducción, ya que es bastante difícil encontrar personas en México que hablen inglés con la fluidez suficiente para una entrevista. Hay mucha burocracia involucrada en la adquisición de entrevistas con funcionarios del gobierno, así que por favor adjudica más tiempo de preproducción para eso.

    Además de los servicios tradicionales asociados al trabajo de fixer o productor local, ¿qué otros servicios anticipas contratar?

    ¿Necesitarás un conductor? ¿Querrás que usen su propio vehículo o alquilarás uno?
    ¿Necesitarás que te ayuden a filmarte mientras realizas un in situ, colocar micrófonos de solapa en los entrevistados, sostener luces o cualquier otra combinación de actividades para ayudar con la producción?
    ¿Los necesitarás para hacer interpretación simultánea de español a inglés u otro idioma? ¿También los necesitarás para ayudar a traducir las entrevistas después de que se hayan realizado?
    Te recomendamos que discutas todos estos servicios con tu fixer o productor local de antemano y que el pago vaya acorde con los servicios que requieras.

    No tenemos una tarifa estándar que recomendamos a los medios de comunicación para pagar a los fixers ya que depende de muchos factores, pero sí recomendamos que nunca pagues menos de $150 USD por día y que pagues más si los vas a necesitar para conducir, traducir o participar en otras actividades adicionales.

    ¿Cuán largos serán sus días de trabajo? Te recomendamos que si son más de nueve horas pagues las horas extras. También te recomendamos que pagues por los días de viaje y acuerdes cuál será el pago si se cancelan los vuelos o hay otros problemas técnicos en la producción.

    Como hemos detallado en esta guía, los periodistas y fixers en México enfrentan muchos desafíos que ponen en riesgo su vida y la de sus familias. Creemos que cuanto más arriesgada sea la asignación, más dinero debe recibir el fixer o el productor local. Esto incluye historias sobre crimen y violencia, pero también aquellas que tienen implicaciones biomédicas, como cubrir la pandemia mundial y documentar directamente a las personas que tienen COVID-19. También te alentamos a que consultes nuestra lista de actividades para el fixer y el productor o colaborador local, y pagues adecuadamente, ya que este último debería recibir una tarifa diaria más alta.

    También te recomendamos encarecidamente que pagues todos los costos de producción en lugar de hacer que el fixer o el productor local pague por adelantado y luego se le reembolse. Para poner los costos en perspectiva, muchos periodistas locales ganan menos de $350 USD al mes, lo que significa que pagar por adelantado un hotel de más de $100 USD por noche es impensable. Si esta es la política de tu empresa, te recomendamos que avises previamente al fixer para ver si está dentro de sus posibilidades.

    También te recomendamos que pagues en efectivo al final de la producción para evitar demoras y tarifas de transferencia. Si necesitas una factura, documentos fiscales y un posible proceso de incorporación a tu sistema de pagos, infórmale al fixer de antemano para que pueda configurarlo y recibir su pago pronto.

    Una de las principales preocupaciones de los fixers es el nulo crédito que obtienen por su trabajo. Es muy raro ver a un medio de comunicación nombrar al fixer a pesar de que fueron completamente esenciales para que realizaran toda su historia. Esta práctica de dejar fuera de los créditos a los fixers invisibiliza aún más su trabajo.

    Francisco Robles es fotoperiodista y productor en Acapulco,Guerrero. “Creo que es importante que tengan en cuenta el trabajo que uno hace como fixer. Sin nosotros no podrían hacer su trabajo y ganar premios en sus países de origen o en concursos internacionales… Por eso creo que es importante que no solo nos consideren fixers, sino productores locales. El término “fixer” nos hace parecer como simples asistentes o negociadores cuando en realidad somos productores locales. A veces te entristece ver que estas personas ganaron premios por una historia o documental y tu nombre no está en los créditos”, afirma Robles.

    Los premios pueden desempeñar un papel importante en la vida de un periodista ayudándolo a avanzar en su carrera, recibir una mejor paga en su trabajo, ser recomendado para otros trabajos, comprar mejor equipo con el dinero del premio, entre otros beneficios. Creemos que es de suma importancia que incluyas el nombre del fixer o productor local en los créditos de tu trabajo publicado. También te alentamos a que evalúes realmente el papel que desempeñaron y si deberían recibir crédito por ser un productor local o de campo o un reportero colaborador. Si crees que vas a postular tu trabajo para recibir premios, también te recomendamos que discutas cómo dividirías el dinero del premio entre los miembros de tu equipo.

    Además, una vez que regreses a tu país de origen, el fixer continuará trabajando como periodista informando sobre historias interesantes de México. Si estás contento con su trabajo como fixer o productor local, te animamos a invitarlos a seguir colaborando contigo o con tu medio de comunicación en el futuro.

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    Esta guía presenta una serie de prácticas destinadas a mejorar la relación entre corresponsales y colaboradores locales

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